jueves, 9 de agosto de 2007

Dos

El hotel era la novedad en la ciudad. Tenía ascensor transparente y piano de cola. Una vez dentro del ascensor, el idiota de Ocaña pulsó el botón de la planta menos dos.
-¿Sabes que eso suele ser el garaje?
-Ya. Volvemos a subir. No hay problema.
El ascensor se sumergió en el sótano y Ocaña y yo nos quedamos dentro para volver a subir. Apretamos los botones pero el cacharro ése no nos hacía caso.
-¡Qué cosa más rara!
-Habrá que esperar a que lo llamen de arriba- dijo.
-¿Y si no lo llaman?

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