lunes, 20 de agosto de 2007

Tres

Otro día, íbamos Ocaña y yo por el Paseo Constitución. Este paseo es un bulevar con jardines y terrazas.
Hay en el Paseo Constitución una especie de vallas absurdas que le llegan a uno por la cintura y que no he sabido nunca para qué sirven. Los niños suelen jugar dentro. Tal vez, sirvan para eso.
-Anda, Ocaña, métete ahí dentro que voy a decirle a alguna que eres mi hermano subnormal y que no quieres salir. A ver si me ayudan.
Cualquier excusa era buena para entablar una conversación con una chica.
-Por ahí viene una.
Ocaña gritaba como un tocino mientras yo le daba indicaciones a la chica.
-Sujétalo por las muñecas y yo le levanto las piernas.
Hacíamos buen equipo la muchacha y yo. Nos metimos tanto en el papel que Ocaña acabó dándose un buen jetazo contra el suelo del Paseo Constitución.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gRANDE...

uN SALUDO SANTBOIANO...
Este finde voy a Zaragoza...¿quedamoroqué?